A veces, para volver a la normalidad, hace falta saltarse todas las normas. Hace falta romper los patrones y evitar cualquier comportamiento que consideremos “normal”. Eso sí, hay que tener claro que es lo que pretendemos, cual es nuestro objetivo, porque si no, podemos perdernos en el caos. Y es ahí cuando empiezan los problemas.
Recurramos a un ejemplo simple para aclararnos.
Consideremos la siguiente sucesión numérica:2,4,6,8,...
¿Qué viene ahora?
Para el que no lo sepa: 10, viene el 10.
Vale, pues qué pasa si por cualquier cosa nos confundimos y en vez de sumar 2 al 8 (8+2=10), sumamos…5.
Vale, donde debería de haber habido un 10, hay un 13…¿qué podemos hacer ahora? Restar 3 (13-3=10).
Los hay que dirían, pues si he sumado 5 una vez, voy a seguir sumando 5…¡ERROR!
Los hay que dirían, pues empiezo a sumar otra vez 2 a partir del 13…¡ERROR! (¿Qué pasa con esos números que me dejo por el camino?)
En conclusión, una vez que nos hemos salido de la normalidad, lo único que podemos hacer SI QUEREMOS VOLVER a ella, es…actuar anormalmente una vez más, permitirnos el lujo de disfrutar de ese “error controlado” que sabemos que acabará conduciéndonos al curso natural de las cosas.
